Siempre me enseñaron "keep it simple", "divide y vencerás".
¿Qué hacer?
¿Cuando dependemos del destino?
¿Qué?
¿Hacer?
¿Cuándo?
¿Dependemos del destino?
¿Dependemos del destino?
¿Dependemos del destino?
Creo que ahí está el problema. ¿Dependemos del destino?.
Destino: fuerza desconocida que se cree obra sobre los hombres y los sucesos.
Que se cree. ¿Qué se cree? ¿Qué se cree, que va a obrarme de arriba a abajo a mi?
El destino señala (no indica), apunta (no dispara), orienta (no lleva), acerca (no junta).
Nicolás y su novia se separaron, cortaron, divorciaron, terminaron, kabum!
El empezó una relación y su novia su vida. Nicolás se moría por volver, por que todo vuelva a como era antes, que el amor sea el de antes. Pero el amor nunca es el de antes, pues ni Nicolás ni su novia son los de antes. El Nicolás del lunes es muy distinto del Nicolás del jueves, entonces ¿Por qué esperar que el amor del 2013 sea el mismo que el de febrero de 2011?
Todo va para delante, todo va hacia delante en una infinita montaña rusa que sube, baja, da vueltas, por ahí queda de cabeza por ahí de costado, da otra vuelta completa, sube hasta las nubes, se detiene un minuto y pum! Comienza a caer a 180 km/h. Para abruptamente metros antes de tocar el piso y comienza a subir. Y así hace todo lo permitido por la física y ese terrible invento de Newton, la Gravedad (¡Ay! si puediera volver al pasado y matar a ese HDP y que hoy podamos volar todos, volar sin la necesidad de hacer el amor para ello).
Volvamos a Nicolás. Nicolás pensó, al igual que toda persona que cree en las frases boludas del Facebook, "Si amas a alguien, déjalo ir; si vuelve, es tuyo, si no... nunca lo fue.". Entonces Nicolás luego pensó: "Será el Destino quien dirá".
Nicolás fue a una fiesta. Estuvo una hora puteando por hacer cola. Entró, tomó una cerveza, se emboló y ,¡Atención!, La vió. La vió de espalda, inmediatamente supo que era ella, no había otra con ese pelo tan largo, negro y suave como una de esas cortinas que se usan en los salones y teatros para tapar el deplorable estado de las paredes. Pero ésta cortina no escondía nada deplorable. La vió y pensó: "Será el Destino quien dirá, si me la cruzo de frente y hablamos y nos miramos". Una hora después: Nicolás en su casa comiendo pizza fría y todavía esperando a Destino que esa noche no apareció.
Nicolás salió a hacer unos trámites al banco. Se había dormido, era lunes, estaba cansado, cuando se levantó se golpeó el pie frío contra la mesa y para rematarla el día era uno de esos donde llueve pero no llueve, hace frío pero si te ponés un buzo te da calor. Estaba por entrar al banco cuando Ella justo salía. Nicolás pensó: "Será el Destino quien dirá, si nos saludamos mirándonos a los ojos, si nos enganchamos en una hermosa charla y terminamos revolcándonos por ahí", así que entró confiado en que Destino hoy Sí haría lo suyo. Una hora después: Nicolás aún estaba en una cola que parecía la peregrinación a Luján esperando por pagar el monotributo.
Un sábado Nicolás tenía un cumpleaños. Uno de los buenos, de esos en los que hay mucho para tomar, poca gente indeseable y las cumbias de los '90 salen como cachetada de loco. El estaba casi seguro de que Ella iba a ir porque era amiga de uno de los homenajeados en esa fiesta etílica-cumbiera. Entonces Nicolás pensó: "Será el Destino quien dirá, si me llaman los vagos encaramos para la fiesta, me escabio, Ella se escabia, nos miramos a los ojos y terminamos revolcándonos por ahí." Cuestión, 13:00 del domingo. Nicolás y sus amigos puteándose porque: "Yo quería ir pero nadie tiró la onda...", "Y si yo te había dicho para ir...", "Pero, ¡Cómo no fuimos si era obvio que se llenaba de minas!", "Yo puse en Face para ir y nadie me dió bola".
Llovía, Nicolás había salido de guitarra y no tenía paraguas (Nunca tenía uno sano, siempre se le rompían. Destino para eso sí andaba bien, para atravesar una rama entre el paragüas, para hacer que un viento huracanado de 300 Km/h se lo diera vuelta como un paragüitas FeltFort.). Ella había salido de yoga y tampoco tenía paragüas, se lo había olvidado. Nicolás sabía que Ella se tenía que tomar el 3 para su casa, así que se desvió unas cuadras hacia la parada. Entonces pensó: "Será el Destino quien dirá, si ella vino a yoga y viene a tomarse el cole acá, nos miramos y terminamos revolcándonos ahí mismo". Efectivamente salía de Yoga, Nicolás estaba por subir al colectivo cuando ella asomaba por la puerta de ese templo disfrazado de departamento. 20 minutos después: Ella aún esperando semi mojada en la parada del colectivo y Nicolás en su casa jugando a la play mientras puteaba al destino por colgado e impuntual.
Noviembre, Nicolás subió a un colectivo. Quedaban dos asientos libres, se sentó del lado de la ventanilla porque siempre esperaba que alguien interesante se sentase a su lado y detestaba a aquellas personas que se sientan del lado del pasillo dejando el asiento vacío de al lado, menos vacío y con la carga implícita de tener que pedir permiso para pasar y soportar la cara de "Bué flaco, dale". "Hoy finalmente Destino apareció", pensó cuando la vió subir y supo que quedaba sólo un asiento libre (el que estaba a su lado) y 1 hora de viaje. Tomó asiento. Entonces Nicolás pensó "Será el Destino quien dirá, si nos miramos a los ojos, charlamos, revivimos el pasado y terminamos revolcándonos por ahí.". 2 minutos después: catástrofe, fatalidad, odio, puñaladas, golpe al plexo solar, dos patadas en el pecho. Un tipo parado a su lado le sostenía la mano y ella sonriendo como estúpida mientras le preguntaba a Nicolás si sabía cómo llegar de la terminal al cine nuevo que iban a ir a ver Iron Man 3. ¡¡Iron Man 3!!
Nicolás, El destino señala (no indica), apunta (no dispara), orienta (no lleva), acerca (no junta).
Pero hay una senda
que no está trazada.
La huella escondida, Vidalitá
que el amor señala.